¿Es el trabajo en casa la nueva normalidad?

Ahora que el gobierno ha empezado a reducir los controles asociados a la pandemia, muchas empresas empiezan a preguntarse sobre cómo debería ser la organización de sus colaboradores en este nuevo momento. Ya han pasado algunos meses de la euforia y desesperación del trabajo en casa, y hay algunas reflexiones que nos quedan previas a esta nueva condición:

  • El trabajo flexible llegó para quedarse. Es difícil que volvamos al mundo en donde debíamos estar en un cubículo conectado de lunes a viernes de 7:30 a 5:00 pm. La realidad de la flexibilidad es algo que se probó y gustó, rompiendo el mito de que se perdía productividad. Colaboradores que acomodan sus horarios laborales a sus necesidades personales para llevar a su hijo al colegio o hacer ejercicio, o personas que trabajan desde un café, un pueblo o incluso otro país son cada vez más normales. Esto tiene unos retos para las áreas de SST pero tiene unos beneficios innegables en tiempos de desplazamiento y calidad de vida. De acuerdo con un estudio de Microsoft, el 73% de los empleados quiere mantener esta flexibilidad, aunque el 66% todavía considera importantes las conversaciones cara a cara. Esto nos lleva a la segunda reflexión.

  • Las oficinas no se acabarán. Algunas organizaciones salieron a desmontar sus espacios físicos y volverse a una completa virtualidad, pero con el paso del tiempo han empezado a devolver esas políticas. Construir cultura en la virtualidad es un reto titánico y muchas empresas se han dado cuenta que requieren conexión física para fortalecerla, así como permitir a los colaboradores espacios de trabajo colaborativo, de co-creación, de acercamiento y de distracción. Lo que personalmente espero que se acaben son las grandes filas de cubículos, llenos de puertas, para que una persona se ponga unos audífonos y trabaje por su cuenta. Los espacios físicos deberían convertirse en lugares de conversación, de discusión y de entrenamiento. Paredes flexibles, puestos abiertos, espacios que promuevan la creación y la estrategia.

  • El liderazgo necesita reinventarse: Por último, los líderes tenemos un rol nuevo que, aunque desapercibido, marcará quiénes serán los líderes poderosos del futuro. Es un entendimiento adicional de los equipos de trabajo, de la salud mental de éstos, de la conexión con la cultura de los diferentes miembros del equipo y su alineación estratégica. Los líderes que sean capaces de conectar a sus equipos de forma virtual, de leer entre líneas y asegurar la máxima productividad, serán capaces de gestionar sus equipos para el logro de los resultados que se esperan. El liderazgo tradicional no cumple con esta función.

Con todo lo anterior, las organizaciones requerimos adaptar rápidamente nuestros estilos y formas de operar a estas condiciones. No tenemos otro año para sentarnos a pensar que hacer… muchos colaboradores ya están empezando a regresar a las oficinas, y si no aprovechamos este momento de reinvención, todo volverá a la normalidad con la garantía que muchas personas se sentirán insatisfechas y estarán buscando migrar a otras organizaciones que les brinden estas condiciones.

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