Diversidad no es lo mismo que inclusión - Cómo medirlo con ONA
En el tejido empresarial contemporáneo, los términos "diversidad" e "inclusión" resuenan con un eco que trasciende los muros de las oficinas. Se han convertido en pilares fundamentales para las organizaciones que buscan no solo prosperar sino también proyectar una imagen moderna y ética. Sin embargo, estos términos, pese a su frecuente uso conjunto, no son sinónimos y requieren un análisis detallado para comprender su impacto real en el ambiente laboral. El Análisis de Redes Organizacionales (ONA) emerge como una herramienta crítica en este cometido, proporcionando una lente a través de la cual podemos observar y medir la dinámica de la interacción humana y su relación con la diversidad y la inclusión en la empresa.
Comprendiendo la Diversidad
La diversidad, en su esencia, se refiere a la representación equitativa de distintos grupos dentro de una entidad. Es cuantitativa, medible y, hasta cierto punto, tangible. En una ONA llevada a cabo para una empresa cliente, los datos arrojaron una estadística básica: un 55% de la población de la empresa es femenina. Este número sugiere un equilibrio en la composición de género que podría interpretarse como un éxito en términos de diversidad. Pero, ¿es esta paridad numérica un reflejo fiel de una cultura empresarial diversa e integradora?
Inclusión en Profundidad
La inclusión, por otro lado, es la calidad de la diversidad. Se trata de cómo se valora, se integra y se permite que cada persona contribuya desde su unicidad. La misma ONA que destacaba la diversidad de género de la empresa nos brindó una perspectiva más profunda: apenas el 40% de los hombres colaboran con mujeres. Esto indica una brecha entre la presencia femenina y su integración efectiva en las redes de colaboración y toma de decisiones. Esta disparidad se hizo visible en la Matriz de colaboración por género, donde las interacciones se inclinaban marcadamente hacia la colaboración intra-género, dejando entrever barreras invisibles pero palpables.
Análisis de la Red de Colaboración
Al examinar el gráfico ONA de inclusión, se observó que los hombres formaban conglomerados de colaboración densos y mayormente aislados, mientras que las mujeres, a pesar de su representatividad numérica, se veían relegadas a interactuar en círculos más limitados y menos influyentes. Esta segregación no es meramente un fenómeno social; es un indicativo de cómo el flujo de información y el capital social pueden estar sesgados y limitados por prejuicios subconscientes o estructuras organizacionales obsoletas.
Implicaciones y Consecuencias
La falta de inclusión tiene consecuencias que van más allá de la moralidad o la equidad; tiene un coste empresarial. La diversidad sin inclusión es como tener una orquesta con todos los instrumentos, pero sin armonía. La innovación surge de la colisión de perspectivas diferentes, y sin inclusión, se corre el riesgo de caer en el 'pensamiento de grupo', donde las ideas no son desafiadas y la creatividad no florece. Además, los empleados que se sienten excluidos experimentan una disminución en el compromiso y satisfacción laboral, lo que puede traducirse en una menor retención de talento y un impacto negativo en la marca empleadora.
Estrategias para Mejorar la Inclusión
Afrontar la falta de inclusión requiere un enfoque multifacético. Las estrategias pueden abarcar desde la formación en diversidad hasta la reestructuración de los equipos de proyecto para fomentar interacciones cruzadas entre géneros. Utilizando la ONA como barómetro, las organizaciones pueden identificar nodos y enlaces claves donde la inclusión debe ser fortalecida y seguir la evolución de estas intervenciones con el tiempo. Estas estrategias no solo deben ser implementadas sino también vividas a través de la cultura organizacional, con líderes que no solo prediquen, sino que practiquen la inclusión en cada interacción.
Conclusión
La diversidad y la inclusión son más que políticas a implementar; son el alma de un entorno de trabajo vibrante y un espejo de una sociedad progresista. El ONA ofrece una oportunidad única para no solo medir la diversidad sino también fomentar la inclusión activa. Este artículo ha explorado cómo, a pesar de una aparente diversidad de género, la inclusión puede seguir siendo una asignatura pendiente, y cómo el ONA puede revelar estas dinámicas ocultas.
A medida que nos esforzamos por construir organizaciones que no solo se parezcan al mundo que nos rodea, sino que también lo abracen en todas sus formas, la ONA se destaca como una herramienta indispensable en este viaje hacia una verdadera inclusión. Invito a los líderes y profesionales de recursos humanos a considerar cómo los hallazgos de la ONA pueden informar y mejorar sus prácticas. No se trata de un viaje sencillo, pero es uno que promete un destino lleno de innovación, compromiso y, sobre todo, humanidad.